29 ene 2011

Adiós, abrigo mutante, adiós.

En el cumpleaños de Carlota nos lo pasamos muy bien. Nos costó un poco decidir dónde íbamos a cenar, ya que parecía estar todo llenísimo, y al final, fuimos de nuevo al Taj Mahal. He de decir, que esta vez se portaron bastante mejor con el picante que la vez anterior. Después de cenar, y de darle sus regalos, nos fuimos a la discoteca, al Riff. Tengo que decir que no sé si casi me lo pasé mejor en la cola, contando chistes, o dentro. La verdad es que fue una noche genial, nos reímos muchísimo y, como se suele decir "lo dimos todo".
La semana en el colegio ha sido bastante buena y tranquilita. He empezado con una AG nueva, también de la clase 12. Y en la de la clase 13, les llevé los exámenes de mi año de selectividad (algunos). Les impactó muchísimo el de inglés, porque es un examen muy sencillo... a ellos les piden un comentario de texto... que bueno, es alucinante.
Y ayer, nos fuimos a Duisburg, a una fiesta que organizaba la Asociación de Estudiantes. Estuvimos cenando en casa de Laura, y después, nos fuimos a la universidad. Y ahora, viene el motivo del título de mi entrada de hoy.
Cuando llegamos, fuimos a dejar los abrigos en el ropero. Yo metí la bufanda en el bolsillo, el jersey en una manga, y dejé el abrigo en el ropero. Me fijé en que los dejaban en una repisita, casi en el suelo, de uno de los colgadores (parece ser que uno se había roto, y además, había muchísima gente). Me dio un poco de cosa... pero bueno, qué le vamos a hacer. Total, que nos fuimos a la sala a bailar. Al cabo de varias horas, estando dentro, vi pasar a una chica, y pensé "ese es mi abrigo". Luego pensé "Inés, eres boba, será que no hay abrigos parecidos." Además, teniendo en cuenta la poca luz y mi miopía... pues en fin, una de mis chorradas. A eso de las 5 y algo, decidimos irnos ya para casa, había solamente tres o cuatro personas bailando, y estábamos cansadas. Así que fuimos al ropero a por nuestros abrigos. La chica, cuando le di el número, me preguntó que cómo era mi abrigo, y se lo describí. Y me enseñó uno "¿Es este?" No, ese es de Almudena. No, ese tampoco, ese es el de Elena. No, ese es el de Laura... Total, que mi abrigo había desaparecido. Entré, revisé, pero nada. Alguien se lo llevó. Pero lo que yo no entiendo es cómo las del ropero le dieron mi abrigo a una persona que no tenía el número del abrigo. Y cómo esa persona se lleva un abrigo que no es suyo. El caso es que se recogieron todos los abrigos... o sea, o alguien se llevó dos abrigos, o alguien que vino sin abrigo salió con uno, porque no fue un simple error, que se llevaran el mío porque se pareciera... Así que ahí estaba yo, casi a las 6 de la mañana, en camiseta de tirantes y sin nada que ponerme encima. Estuvimos hablando con los chicos de la asociación de estudiantes, a ver qué hacíamos. Evidentemente, ellos no tienen la culpa, y tampoco podían hacer gran cosa... Y mi abrigo no iba a volver. Se comprometieron a pagarme el dinero de la ropa, cosa que, además, me dieron por escrito y firmada, y me prestaron un abrigo que tenían allí (horroroso y enorme, por cierto). Así que ya, con poco más que hacer y decir, nos volvimos a casa de Laura, donde hemos dormido.
Así que nada, ahora me toca ir a comprarme un abrigo nuevo... Solamente espero encontrar uno parecido, ya que este me gustaba mucho... 

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