18 sept 2010

El Clara-Schumann Gymansium, Holzwickede

Astrid me recogió en la estación de tren y me llevó al instituto. Una vez allí, dejé mis cosas en la sala de profesores, y me fui con ella para que me enseñara el instituto. La primera parada, en la cocina de la sala de profesores, donde nos tomamos un café (o lo que aquí llaman café... ya sabéis), y me presentó a algunos de los profesores. Por lo que vi, la mayoría son jóvenes, salvo alguna excepción, no creo que ninguno llegue a los 50. Estuvimos viendo algunas clases y alguna de las salas de recursos (televisiones y demás). Me contó que el instituto tiene muy buena fama, que los chicos que van son en general de clase media y media-alta, y que el instituto tiene bastantes recursos. Me sorprendió mucho saber que, por ejemplo, cuentan con un piano para las clases de Música. Y además, me fijé en que está todo lleno de fotos y dibujos (de las clases de Arte). Bastante diferente al modelo español.
Más tarde, llegó Barbara, la profesora de español. Me acercó hasta el centro del pueblo, por donde di una vuelta. Ella me contó que por el momento, había un poco de caos con los profesores, ya que dos de las 4 profesoras de español están de baja por maternidad, y la otra estaba enferma. Y yo, en teoría voy a estar siempre en clase con el profesor titular y voy a dar 12 horas semanales en 4 días. Aunque algo más puedo hacer, por supuesto.
En cuanto al pueblo, Holzwickede, no tiene gran cosa. Un ayuntamiento pequeño y muy mono y dos iglesias,  una católica y una evangélica. Aunque se ve que es un pueblo tranquilo y agradable. Durante el paseo estuve viendo las tiendas de la calle principal, y calculé también el tiempo que se tarda en llegar desde la estación de tren hasta el instituto, unos diez minutos. Tal vez me compre una bicicleta.
Más tarde, cuando Barbara terminó las clases y la reunión de profesores, me llevó a su casa, donde estoy instalada por el momento y hasta que encuentre un piso. Como escribí en la entrada anterior, estoy en un pueblo llamado Hemer, cerca de Iserlohn. La casa es muy bonita. Yo duermo en el piso de arriba, en una habitación abuhardillada.
Más tarde, contaré mi "rutina" de estos días.

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